Bye bye, querida Raca

Estuve en shock. Y digo estuve, ya que si no, no estaría escribiendo en este momento de angustia para toda mi profesión, respecto de la muerte de una mujer-mujer, que si bien no era ícono de la moda, fue la creadora de una forma de escritura particular, que por Dior, ya todas las mujeres desearíamos, puesto que con eso conquistó a más personas que cualquier farandulera de medio pelo.
La Raca Correa se nos fue, como lo hacen los avances de temporada de los escaparates de las tiendas, las modelos cuando suben de peso o le entran los años, o como la esposa-trofeo de un magnate que perdió todo en la bolsa. Fue de un momento a otro, sin dar aviso previo, dejando con esa pena a todos los que amamos sólo una cosa tanto como a nosotros: la carrera que seguimos.
Claro, a la Raca le faltaba un poco de estímulo para que cambiara su forma de vestir y cambiara ese peinado pasado de moda a principios de los ochenta, pero tenía un estilo particular que la hacía reconocible y que la gente se desnudara ante sus preguntas y no se negara a contestar cada uno de esos incisivos cuestionamientos que realizaba donde la pusieran, ya que iba a la casa de personajes, la invitaban a cuánto lugar top existía, pues que te entrevistara la Raca Correa te daba un estatus que ni siquiera con un vestido hecho por las propias manos de Coco Chanel podrías obtener.
No debo dejar de lado que la Raca era una mujer de virtudes. Mala de adentro, cuando se trataba de efectuar una entrevista, porque veía casi a un enemigo a la persona frente suyo, era muy buena en la casa. Siempre trató de darle lo mejor a su familia y a los alumnos que la invitaban y le preguntaban; pero tenía esa alcurnia, por ser descendiente de Andrés Bello; la frialdad que sólo se hereda al ser Femme Fatale, la bondad y calidez de una mujer que ama y una pluma entretenida que no dejaba indiferente a nadie.
Por esa razón yo lamento tanto su partida, al igual que la Eli Subercaseaux y la Malú, quienes compartieron con ella la autoría de libros. Ayyyy. Raca, de verdad te extrañaré, cuando necesite esa palabra punzante, ese recuerdo que me diga que una es periodista y no una figura de TV, que para ser rostro de la multitienda es rasca y que te asocien a algún producto es como de pobre, porque uno nunca se tiene que ver necesitado y que de lo único que puedes hacer campaña es de tu propia línea de creaciones.
Espero, que por Dior, estés en el cielo mirando y escribiendo todo esto, contándole a los angelitos de Fiorucci todas tus anécdotas y entrevistas, que puedas conversar con las otras celebridades del periodismo, como Bob Woodward (el del caso Watergate), Oriana Fallaci (con la que te batirás a duelo como la mejor entrevistadora), Katharine Graham, Andy Sachs,  Bridgette Jones y otras y otros tantos de los buenos.
Descansa tranquila, que la herencia de las entrevistas seguirá, sólo preocúpate de ocupar tus influencias para que en vaya bien y por fin encuentre a ese hombrón que me deje ser, pero esté presente y que me lleguen de regalo esos nuevos Jimmy Choo o los BCBG Max Azria que ansío con todo mi ser.

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