Bye bye Luisa Lane


Ay, mi Dior, Cacharel y todas esas marcas prestigiosas que me encantan. Al fin sucedió lo que menos yo quería: dejé de ser Luisa Lane y pasé a desempleada, a ser una de esas cifras que ocupadas en su mayoría obreros no calificados, que están más arregladas que un trago en Happy Hour y que no son para nada buenas.

Si no me entendieron, quise decir que estoy "CESANTE" desocupada, sin trabajo que realizar, finiquitada, etc., etc., etc. Esto en lo que yo más apreciaba en mi vida: el periodismo escrito.

La verdad fue muy duro dejar de estar en un lugar a diario, en un cubículo que te espera cada mañana con un montón de cosas por realizar, en donde el antitranspirante es escencial, la ropa te da prestancia y la envidia corroe a todos los otros que te rodean.

Allí, en ese piso en altura en donde estaba todos los días y observaba el quehacer ciudadano, donde la gente acudía a contar sus penas (algunas para uno de esos programas de juicio), a pedir ayuda, a mostrar sus logros y uno la atendía con la sofisticación que sólo te da un buen perfume y el título de periodista.

Claro que también gasté mis tapillas reporteando a Miguel Bosé, Salvatore Adamo y tantos otros artistas que estuvieron en un festival, ya que una Barbie siempre se codea con ellos. Pero también tuve que gastar mus neuronas y no en ver que ponerme este otoño (hay que decidir entre la moda europea o la americana), sino que por política y economía.
Acá en el pueblito creían que una por ser regia y vestirse top iba a ser más tonta que una tabla, que ni sabía dónde estaba parada, pero no pues. Saqué toda la maldad, viveza y conocimiento acumulado que sólo te entregan "Legalmente Rubia", "El diablo se viste a la Moda", "Las Brujas de Salem", "El Diario de Bridget Jones" y "Erin Brockovich".

Si cuando supieron que había pasado yo estaba regia, con una sonrisa bien grande, parada frente de ellos, diciendo "cómo te quedó el ojo". O sea, una por ser Barbie no es tonta, es lo que uno hace que crean. Pero en fin, el asunto es que se acabó mi tiempo en el periódico, ya que mi agenda estaba reservada para abril y tuve que dejar de ser la reportera estrella. Mis recuerdos son tan gratos, como cunado encontré esas Cacharel en liquidación o los Jimmy Choo's más lindos del mundo.

Lo único que me da lástima es que, siendo Luisa Lane, no haya nunca visto a mi Superman, porque allí si que la agenda se va a las... manos de mi asesor personal, para ser reprogramada.