Necesito un novio para ir al cine

Odio no tener un hombre para todo lo que una diva como yo necesita. Me harta un poco eso que sólo me saquen a comer, a comprar, me hablen todos los días y se mueran de celos que yo hable con otros hombres, aunque sea por trabajo, pero una también se cansa de eso y necesita más vida, de esa que te llena en alma con silencios donde estás tú y tu idilio de pantalla.

Eso no pasa conmigo, porque a pesar que tengo lo que toda mujer de mi categoría pediría, aún no encuentro a ese macho alfa que, además de gastar toneladas de dinero en carnes de angus y guayú, quiera gastar más que billetes, sino un poco de tiempo observando la vida de los menos afortunados interpretada por alguna de las estrellas de Hollywood o de algún país foráneo en esos que llaman "cinearte" (para mí el cine es el cine), con mi encantadora persona.

A veces me pongo media osca, lo sé, lo asumo y trato de vivir con eso, mas creo que me merezco a alguien que disfrute del séptimo arte, que no hable durante el largometraje, que no ponga peros a las compras de golosinas que no habré ni de probar y que después comente el final que ya todas sabíamos, porque los filmes casi siempre anuncian como terminarán.

Puedo salir con amigas, pero no es lo mismo, ya que con ellas ver "Bridget Jones's Diary" es casi un pasatiempo, pero no te abrazan en el momento triste, ni tratan de hacerse las profundas cuando ven alguna cinta de Krzysztof Kieslowski o tratan de engañarte para después ir a un mirador a contemplar las estrellas y que te diga lo que te parecías a la linda protagonista, tipo damisela en peligro, que él no tenía idea que era Sofía Loren que está en su octogésimo cumpleaños.

Creo que debo buscar en otro lugar a esos hombres más sensibles, pero hay que ser realistas, o son de otro país o buscan a los mismos hombres que busco yo. Claro hay excepciones, como los que están en esos clubes de ingenio, con lectura de poesía y otras cosas medias "hipsters".

Pero si nos sinceramos un poco, queremos un poco de dulzura, un poco de ego, otra pizca de dinero, rock, poder y, por sobre todo, que al final de la noche, que te pague la cuenta, te vaya a dejar a la casa en el auto del año, un lindo beso de buenas noches y no andar a medias con lo que pedimos en el restaurante no tan caro, porque el sensible ondero cree que de amor se vive y su amor no alcanza ni para las palomitas de maíz y una, sacar la billetera de piel de mantarraya para pagar la comida de un "hombre", que debe ser el proveedor, ni loca, Como dice el dicho, antes muerta que sencilla y antes mujer "old fashion" en el tema de cuentas, que fémina sin artículos de avance de temporada.