En mi vida me han dicho cosas ofensivas -como bitch, roba esposos, destructora de hogares, que no me maquillo bien, que no estoy a la moda y hasta desaliñada-, cosas osadas en un lenguaje poco pulcro -"quien fuera paco pa' meterla presa" fue la menos fuertona- y otras que me descolocan, que no vale la pena ni nombrar. Pero nunca me dijeron algo sobre mi explosiva y brillante personalidad, hasta que un galán se las dio de intelectual conmigo.
El hombrón que conocí como amigo hace un par de meses, y que por eso salí a comer con él, ya que estoy hasta más allá de mis coronas de miss que acumulé con el tiempo, no se resistió a todos mis encantos de mujer de clase, con estilo y una gran capacidad de entretener a cualquiera, y me declaró que le encantaba pasar sus momentos en la ciudad conmigo, aunque fueran muy pocos, por que siempre está de viaje, debido a su trabajo.
Lo anterior fue antes de tratar de robarme un beso cuando nos despedimos y yo me hice la tonta, como que eso no sucedió y que era una alucinación, consecuencia del "Passion Drake" que me tomé y que se me subió a la cabeza. Gracias a Dior que me pude escapar de esa escena, porque llegó mi móvil. Camino a casa pensé la situación una y otra vez, para ver si es conveniente seguir con la amistad, cortarla enseguida o darle una oportunidad a ese hombre, para que disfrute de mis encantos por un momento.
Mi reflexión duró bastante, hasta que me habló a través de una de las aplicaciones de nuestros smartphones de última generación. En esa charla virtual, reconoció que me quiso robar un beso, que yo le llamaba la atención y un montón de cosas. Alabó desde mi cabello, cultura, entretención. hasta un montón de cualidades que creo que inventó.
Yo estaba media aburrida con la conversación, hasta que le dije que no podía tener una relación ni nada, puesto que estoy en una etapa retrospectiva de mi vida y que no quería hacer daño a nadie, puesto que, como femme fatal que soy, he roto muchos corazones.
Dicho eso, el "amigo" me respondió "Ahhh, complejo de Hamlet. Qué difícil". Y yo, que sé de muchas cosas, nunca oí respecto de este tipo de complicación. tras hacerme la tonta y no hablarle más, investigué inmediatamente en la red qué significaba eso y si era algo grave, nuevo, oculto o taaan antiguo que yo no me lo sabía.
Allí quedó la grande, ya que según el ser que me invitó a comer la noche anterior yo muestro "vacilación para actuar debido a la duda, el escrúpulo y la meditación excesiva. El príncipe de Dinamarca de la obra de Shakespeare resulta el símbolo de la irresolución". O sea, soy irresoluta y eso que siempre sé cuando resolverme y resolver los problemas de los otros. Incluso soy la consejera sentimental, de modas, de vida de muchas personas, por lo que me indigna eso de "irresoluta".
Sí, pienso en el ser y no ser, rojo o negro, sexy o recatada, Gucci o Chanel, Chile o el extranjero, Madonna o Lady Gaga, entre un etcétera más de decisiones difíciles en la vida de una mujer como yo, pero eso no quiere decir que una ande siempre con la duda y que no se atreva a tomar decisiones.
A este hombrecito no sé que hacerle. Pero si cree que soy como ese personaje de Shakespeare, tendrá que probar un poco de sus palabras, ya que puedo tener muchos defectos, como cualquier deidad del Olimpo griego, pero no el de Hamlet, yo creo que soy un poco más Julieta con mi vida personal, por eso siempre termina en tragedia, como el final del romance más comentado de la historia, a diferencia que yo nunca tomó el puñal para atacarme.
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