
Malditas zorras con buena suerte y marido ultra arribista que las mantienen. ¡Ay! Ya quisiera yo uno así. Lo tendría trabajando día y noche para que pagara las nanas, el arriendo, el auto, las tarjetas de crédito, el gimnasio, las clases de yoga, de pintura y de todo lo que se me ocurra.
Claro que esas peucas los engañaron y les dijeron que tomaban pastillas anticonceptivas y después resultaron con "la sorpresa" de que éstas no habían funcionado. Pero yo ¡jamás! No transaré mi cuerpo esculpido a punta de gimnasio, caminatas y dietas de ningún alimento sólido.
No, no y no. Mi cuerpo es mucho más que para tener hijos. Está hecho para ponerse ropa de alta moda, ir de vacaciones a broncearse y ser la envidia de otras mujeres. No albergará a ningún feto que me haga engordad, salir estrías y que me coarte la libertad de salir de parranda, vacaciones, gastar dinero sólo en mí y me haga ingerir alimentos llenos de calorías.
Con eso sé que será difícil encontrar a ese Donjuán de de billetera abultada o con una capacidad de gasto mayos a su presupuesto, que tenga la disposición de darme una tarjeta de crédito ilimitada, costearme las idas y venidas con mis amigas; que le guste estar solo en temporada de liquidaciones, que no me moleste si me duele la cabeza , que no berrinche por tener que hacer sobretiempo por mi culpa, que no me diga que tengo que trabajar...
Eso sumado a dos grandes factores 1.- que no quiera niños, por lo menos hasta que mi juventud esté en retirada. 2.- Que no sea de esos ochenteros lateros que creen que viven aún en su niñez, lleno de juguetes, de rock latino pasado de años y con recuerdos de una época de ropa horrible, que ya está como parte de algún festival del horror.